martes, 26 de junio de 2012

Bienestar, dos reglas básicas:

Según lo que he aprendido, me atrevo a afirmar que hay dos reglas básicas para vivir con bienestar:

- Vivir en el presente, aquí y ahora: todo lo demás, no es importante.
- Diferenciar claramente lo "obvio" de lo "imaginario": entendiendo por obvio la información que nos llega a través de los sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Es decir, aquello que consideramos como real y que nos llega a través de nuestros propios pensamientos, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que es imaginario.

Y el problema es que ni solemos vivir en el presente, ni vivimos según lo obvio, si no que gran parte de nuestra vida la realizamos en base a lo imaginario: lo que creo que el otro piensa de mí, lo que creo que piensa en general, lo que creo que son sus intenciones. En definitiva, todo aquello que imagino o que pienso y que no está basado en algo que ciertamente he percibido con alguno de mis sentidos, si no que está basado en mis suposiciones. Si lo pensamos, parte de nuestra vida se basa en todo lo que imaginamos, sin pararnos a corroborar si es cierto o no.

El otro día le decía a una amiga que creo que busca la luz en la acera de enfrente, esto es, no aprovecha los recursos del presente, del aquí y ahora, porque no está viviendo en el presente. A menudo sitúa la solución a su millar de problemas en algún lugar a miles de kilómetros de donde se encuentra, mientras habla con alguien que ni si quiera está "en su aquí y ahora". Quizás es uno de los casos más claros que he encontrado, aunque todos, en mayor o en menor medida, no solemos estar todo el tiempo en el presente (el único lugar que existe y que está lleno de recursos). Sólo en el presente se halla la magia de la vida, sólo en el presente consigo todo mi poder. Sólo en el presente... Sólo en el presente ocurre todo.

Un ejemplo que se me ocurre es que los niños cada vez están más absortos en el mundo de los video juegos, y no están viviendo su presente, no están en el aquí y ahora: viven en el mundo que les ofrece la maquinita, sin hacer caso a su entorno real, y no están disponibles ahora, ya que están ocupados viviendo ese mundo irreal. Esto ya de niños. De mayores, solemos andar pensando en otras cosas que ocupan nuestra mente y que nos impiden estar plenamente en el presente.

Y realmente se me ocurrió escribir este mini-artículo mientras caminaba esta mañana por la avenida, con lo cual, no estaba totalmente en el presente, ya que no estaba al 100% con todos mis sentidos puestos en lo que me ocupaba en ese "aquí y ahora". Esto me recuerda a que en numerología soy un número uno, que por acabar de llegar de estar en la Fuente, necesita separarse de ella, y por eso, los número uno tenemos mucho ego, para lograr esa separación. Por eso somos unos buenos clientes, y podemos ponermos en el lugar de otros clientes, por eso se dice que somos buenos psicólogos. Y la profesora de numerología me decía de broma: ¡Un número uno, un ego andante, cuyo propósito es ayudar a las personas a liberarse de su ego! Se le olvidaba que al principio de la jornada había dicho la frase anterior (psicólogo-cliente).




martes, 12 de junio de 2012

¿Qué sucede cuando me pongo en el lugar del otro?

Generalmente, solemos pensar en aquello que nos ha hecho alguien, en cómo nos sentimos, en lo que nos queda por perdonar a los demás, etc. Esto impide que vivamos un presente en plenitud, y que dependamos de ese perdón que se nos antoja tan difícil, de hecho. Lo que sucede cuando de veras me pongo en el lugar del otro, haciendo un trabajo desde su posición en el asunto que aconteció o que acontece ahora, es que comprendo exactamente su comportamiento y las causas de este. Y cuando hablamos de perdón, al realizar este ejercicio, no sólo lo hacemos desde nuestra postura, si no que lo hacemos desde la postura del otro, explicándonos su comportamiento en aquel momento. Así se produce la comprensión y desaparece el rencor, desapareciendo por tanto el motivo del perdón. Y todo ha sucedido mágicamente...

viernes, 8 de junio de 2012

El poder de las creencias

En los tiempos que corren comenzamos a tomar conciencia del importante papel que juegan nuestras creencias en nuestro modo de actuar, y por tanto, en cómo nos va la vida. Utilizando la metáfora del iceberg, se puede decir que la parte oculta de éste, que es un 90 %, sería la parte desconocida de nuestra mente, conformada también por nuestras creencias de las cuales no tenemos conciencia. ¡Cuán misteriosa se antoja una vida conformada por unas instrucciones que desconocemos! Bueno, una manera de conocer nuestras creencias ocultas consiste en atender a nuestros comportamientos, miedos, etc.
Por otro lado, una parte de esas creencias están formadas por los mandatos que nos dieron nuestros adultos cuando éramos pequeños, son los llamados mandatos según el Análisis Transaccional ( Eric Berné ). Algunos mandatos típicos son: "se perfecto", "quédate solo", "no sientas", "no me superes". Nuevamente, si atendemos a nuestro comportamiento habitual o a nuestra actitud frente a determinadas situaciones, podremos hacernos una idea de los mandatos que nos dieron y que pueden estar limitando nuestra existencia. Una buena manera de atajarlos, es hacer justo lo contrario de lo que nos dice la orden.

miércoles, 6 de junio de 2012

La importancia de parar

El parar significa poner distancia entre uno y su realidad. Considero que para alcanzar cierta objetividad con respecto a nuestras acciones es básico el parar y desde el detenimiento, desde el respirar, observar con perspectiva todos los elementos que conforman las situaciones. Para calmar, para salirse de la vorágine, incluso para adquirir una mayor autoestima es muy recomendable sentarse unos pocos minutos, centrarnos en la respiración y en las sensaciones corporales. Notaremos como vamos a ir adquiriendo cada vez un bienestar más duradero.